Incerteza y esperanza en el nuevo curso escolar
La pandemia que nos azota desde marzo ha removido los cimientos de nuestra sociedad; sanidad, servicios sociales, empresas, turismo, parecían edificios sólidos que hoy apenas soportan (y algunos otros han sucumbido ya) el embate del virus, incansable, de momento imparable.
Otro de esos edificios, entre los más importantes, aunque siempre en continua remodelación, es el de la educación. También la enseñanza está sumida en eso que ahora llamamos “emergencia educativa”, que ya existía antes del virus y que ahora es de dimensiones trágicas, homóloga a la emergencia sanitaria.
A pesar de todo, la vida de abre paso, también en Rubí. Pasear por la ciudad el día 14 de septiembre, siguiendo la riada de niñas y niños mochila a la espalda y mascarilla en la cara (incluso los más pequeños) era un ejercicio de afirmación de la esperanza renovada: juntos, saldremos de esto.
Verlos entrar, de forma ordenada, casi marcial, llenos de incerteza y de ilusión (no sabemos en qué porcentaje de cada una) nos señalaba el camino de la victoria sobre el COVID19: planificación, organización, paciencia, corresponsabilidad.
Los centros escolares de Rubí han pasado los meses de verano, sin tregua, preparando los planes de apertura y contingencia para recibir a sus alumnos. Las familias podemos estar tranquilas: docentes y equipos directivos han velado en todo momento por la seguridad del alumnado y los profesionales, pero también por respetar el núcleo de un centro educativo: el proyecto pedagógico. Cumplen con una labor imprescindible en nuestra sociedad y por el futuro de nuestros niños y niñas.
Las familias tenemos un papel central en la planificación escolar, el de ser corresponsables y estar vigilantes ante cualquier síntoma compatible con el Coronavirus en nuestras hijas e hijos; informar a los centros sanitarios y educativos. Evitar, en fin, cualquier tipo de imprudencia que puede repercutir en toda la comunidad educativa y privar(nos) del derecho a la enseñanza presencial, necesaria en condiciones tan adversas como las actuales para asegurar la equidad en la enseñanza.
Durante este curso nos encontraremos con incidencias diversas, las propias del sistema y aquellas derivadas de la pandemia; nos enfrentaremos, en fin, a la incerteza. Debemos apelar a la unidad para superar al enorme reto: profesorado, equipos directivos, familias, alumnado, AFAs, debemos presentar un frente común y coordinado. L’Ajuntament de Rubí, por supuesto, estará siempre presente para conseguir que los niños y niñas de Rubí sean los protagonistas de este curso, y no el Coronavirus.
Que comience el curso 2020-2021. Que los patios de los colegios se llenen de nuevo de risas. Rubí lo necesita.