El Ayuntamiento autoriza a la UOC a acceder al proyecto Cuadro de mando con fines docentes
Esta herramienta, dirigida a aquellas pymes interesadas en mejorar su gestión, permite visualizar los indicadores más importantes para gestionar una empresa.
El Ayuntamiento de Rubí y la Universitat Oberta de Catalunya han firmado un convenio que permite a la UOC acceder al enlace electrónico del proyecto Cuadro de mando con fines docentes. Concretamente, la universidad catalana utilizará esta herramienta en las asignaturas 'Informática aplicada a la gestión' y 'Uso de sistemas de información en las organizaciones' del segundo semestre de este curso académico.
El proyecto Cuadro de mando, subvencionado por el consistorio rubinense y la Diputación de Barcelona, se dirige a las pymes del municipio interesadas en mejorar su gestión. La aplicación informática, impulsada por la Oficina de Servicios a la Empresa (OSE), permite visualizar los indicadores más importantes para gestionar una empresa.
¿Qué es el cuadro de mando y cómo se implementa?
Imaginemos que un coche no tienen indicador de velocidad ni del nivel de aceite. ¿Qué control tendría el conductor sobre él? Como evitaría multas y sanciones y cuando sabría que debe cambiar el aceite? ¿Qué seguridad tendría? Es lo mismo con cualquier empresa sin cuadro de mando. Esta herramienta explica cómo está la empresa y qué se debe corregir. Indica, de forma gráfica, el grado de cumplimiento de la estrategia de la empresa y de cada uno de los objetivos que se ha marcado.
Para poder elaborar un cuadro de mando, primero se debe definir la estrategia de la empresa. Se trata de un proceso de reflexión que se inicia estableciendo la misión de la compañía (para tener claro quiénes somos, a qué nos dedicamos y cuál es la razón de ser de la organización), la visión (la imagen futura de lo que se quiere que sea la empresa para saber dónde deseamos llegar) y los valores (los fundamentos de la organización que regulan el comportamiento de las personas que trabajan en ella).
También hay que hacer un análisis DAFO, una metodología que permite analizar la situación competitiva de la empresa en el mercado: situación externa, oportunidades y amenazas del entorno y sus características internas.
Posteriormente hay que decidir el camino que se quiere emprender, definiendo la línea estratégica. Es aconsejable no decidir más de dos. Estas líneas estratégicas se cuantifican mediante los objetivos, que deberán ser coherentes y, sobre todo, cuantificables, para poder determinar si han sido alcanzados.
Una vez definidos los objetivos estratégicos deben concretarse para las diferentes perspectivas asociadas a las áreas funcionales de la empresa: clientes, entorno, finanzas, procesos, personas de la organización... fijando las prioridades y convirtiéndolas en objetivos medibles.
Todas las perspectivas se construyen con la misma metodología: se fija el objetivo, se busca el indicador y la forma de calcularlo.
El proyecto Cuadro de mando, subvencionado por el consistorio rubinense y la Diputación de Barcelona, se dirige a las pymes del municipio interesadas en mejorar su gestión. La aplicación informática, impulsada por la Oficina de Servicios a la Empresa (OSE), permite visualizar los indicadores más importantes para gestionar una empresa.
¿Qué es el cuadro de mando y cómo se implementa?
Imaginemos que un coche no tienen indicador de velocidad ni del nivel de aceite. ¿Qué control tendría el conductor sobre él? Como evitaría multas y sanciones y cuando sabría que debe cambiar el aceite? ¿Qué seguridad tendría? Es lo mismo con cualquier empresa sin cuadro de mando. Esta herramienta explica cómo está la empresa y qué se debe corregir. Indica, de forma gráfica, el grado de cumplimiento de la estrategia de la empresa y de cada uno de los objetivos que se ha marcado.
Para poder elaborar un cuadro de mando, primero se debe definir la estrategia de la empresa. Se trata de un proceso de reflexión que se inicia estableciendo la misión de la compañía (para tener claro quiénes somos, a qué nos dedicamos y cuál es la razón de ser de la organización), la visión (la imagen futura de lo que se quiere que sea la empresa para saber dónde deseamos llegar) y los valores (los fundamentos de la organización que regulan el comportamiento de las personas que trabajan en ella).
También hay que hacer un análisis DAFO, una metodología que permite analizar la situación competitiva de la empresa en el mercado: situación externa, oportunidades y amenazas del entorno y sus características internas.
Posteriormente hay que decidir el camino que se quiere emprender, definiendo la línea estratégica. Es aconsejable no decidir más de dos. Estas líneas estratégicas se cuantifican mediante los objetivos, que deberán ser coherentes y, sobre todo, cuantificables, para poder determinar si han sido alcanzados.
Una vez definidos los objetivos estratégicos deben concretarse para las diferentes perspectivas asociadas a las áreas funcionales de la empresa: clientes, entorno, finanzas, procesos, personas de la organización... fijando las prioridades y convirtiéndolas en objetivos medibles.
Todas las perspectivas se construyen con la misma metodología: se fija el objetivo, se busca el indicador y la forma de calcularlo.