El Ayuntamiento lucha contra el escarabajo picudo, que afecta a una treintena de palmeras de la ciudad
Se están analizando todos los ejemplares del municipio para comprobar su grado de afectación y poder aplicar el tratamiento más adecuado.
El Ayuntamiento de Rubí ha iniciado una campaña para combatir la plaga de escarabajos picudos que afecta a una parte de las palmeras de la ciudad. El consistorio está analizando todos los ejemplares del municipio para detectar su grado de afectación. Una vez determinado el estado de cada palmera, se eliminarán las hojas secas y afectadas, para evitar que se caigan a la vía pública y puedan causar daños, y se aplicará un tratamiento fitosanitario para intentar exterminar la plaga y que las hojas rebroten.
El escarabajo picudo (Rhynchophorus ferrugineus) es un coleóptero de la familia de los curculiónidos. Originario del sudeste asiático y de la Polinesia, se ha propagado por todos los países del litoral mediterráneo (zonas de clima templado), donde ha provocado la muerte de miles de palmeras.
Las especies que más gustan al picudo rojo son la palmera canaria (Phoenix canariensis) y la datilera (Phoenix dactylifera), de las cuales en Rubí hay una treintena. Teniendo en cuenta las predilecciones de este insecto, en los últimos años el consistorio ha optado por plantar un tipo de palmera más resistente al picudo, como son las Washingtonias (Washingtonia robusta), de las cuales hay una cincuentena en todo el municipio.
Detección y actuación
Es muy difícil detectar la presencia de esta plaga dentro de las palmeras. Los síntomas externos se manifiestan en un secado de las hojas centrales de la corona que, a medida que el ataque avanza, amarillean y se marchitan, de forma que en pocas semanas la práctica totalidad de la corona se ve afectada, originando la muerte de la palmera.
Cuando se detectó la presencia de este insecto en Rubí, el consistorio aplicó un tratamiento preventivo a todas las palmeras de la ciudad. El escarabajo picudo, sin embargo, logró sobrevivir a este tratamiento.
Ahora se ha iniciado una nueva campaña para combatirlo, que consiste en analizar todos los ejemplares (especialmente las especies canaria y datilera) para determinar su grado de afectación y, posteriormente, aplicar el tratamiento fitosanitario más adecuado. Paralelamente, también se podarán aquellas palmeras que tengan hojas secas y afectadas por la plaga, para evitar que se caigan a la vía pública y puedan causar daños. Y es que el escarabajo se come el interior de las hojas, debilitándolas y propiciando su caída.
En cuanto a las dos palmeras de la plaza Pere Aguilera, que se plantaron a principios del siglo XX, se ha comprobado que el grado de afectación de la plaga es muy elevado. De hecho, lo es tanto que, incluso después de aplicar el tratamiento fitosanitario, quizás no sobrevivirán y tengan que talarse.
El escarabajo picudo (Rhynchophorus ferrugineus) es un coleóptero de la familia de los curculiónidos. Originario del sudeste asiático y de la Polinesia, se ha propagado por todos los países del litoral mediterráneo (zonas de clima templado), donde ha provocado la muerte de miles de palmeras.
Las especies que más gustan al picudo rojo son la palmera canaria (Phoenix canariensis) y la datilera (Phoenix dactylifera), de las cuales en Rubí hay una treintena. Teniendo en cuenta las predilecciones de este insecto, en los últimos años el consistorio ha optado por plantar un tipo de palmera más resistente al picudo, como son las Washingtonias (Washingtonia robusta), de las cuales hay una cincuentena en todo el municipio.
Detección y actuación
Es muy difícil detectar la presencia de esta plaga dentro de las palmeras. Los síntomas externos se manifiestan en un secado de las hojas centrales de la corona que, a medida que el ataque avanza, amarillean y se marchitan, de forma que en pocas semanas la práctica totalidad de la corona se ve afectada, originando la muerte de la palmera.
Cuando se detectó la presencia de este insecto en Rubí, el consistorio aplicó un tratamiento preventivo a todas las palmeras de la ciudad. El escarabajo picudo, sin embargo, logró sobrevivir a este tratamiento.
Ahora se ha iniciado una nueva campaña para combatirlo, que consiste en analizar todos los ejemplares (especialmente las especies canaria y datilera) para determinar su grado de afectación y, posteriormente, aplicar el tratamiento fitosanitario más adecuado. Paralelamente, también se podarán aquellas palmeras que tengan hojas secas y afectadas por la plaga, para evitar que se caigan a la vía pública y puedan causar daños. Y es que el escarabajo se come el interior de las hojas, debilitándolas y propiciando su caída.
En cuanto a las dos palmeras de la plaza Pere Aguilera, que se plantaron a principios del siglo XX, se ha comprobado que el grado de afectación de la plaga es muy elevado. De hecho, lo es tanto que, incluso después de aplicar el tratamiento fitosanitario, quizás no sobrevivirán y tengan que talarse.