Esta semana se inicia la segunda fase de las obras de rehabilitación del Celler Cooperatiu
Los trabajos, que tienen un plazo de ejecución de 4 meses, consisten en el acondicionamiento del interior del edificio para adaptarlo a su nuevo uso como centro cultural.
Esta semana se iniciará la segunda fase de los trabajos de rehabilitación del Celler Cooperatiu. Las obras han sido adjudicadas a la empresa Cots i Claret SL (la misma que ha llevado a cabo la primera fase del proyecto) por un importe de 670.707,49 euros. El plazo de ejecución de esta segunda fase es de unos cuatro meses.
Después de llevar a cabo la primera fase de las obras, que consistió en reparar la cubierta del edificio (que se derrumbó en agosto de 2007), reforzar los cimientos de los muros perimetrales y ejecutar los elementos estructurales necesarios para incorporar un ascensor y nuevas escaleras interiores, ahora empieza la siguiente fase del proyecto de rehabilitación del Celler.
Los trabajos de esta segunda fase consisten en completar los elementos arquitectónicos que carecen en el edificio, siguiendo estrictamente el proyecto original de Cèsar Martinell, así como acondicionar el interior del Celler para adaptarlo a su nuevo uso como centro cultural.
En la planta subterránea se ha proyectado una amplia sala diáfana de unos 300 metros cuadrados y de 4,5 metros de altura. En la primera planta del edificio, a la que se accederá desde la calle Pintor Murillo, se mantiene la doble altura actual, con una pequeña plataforma desde donde se puede ver todo el espacio central de la nave y las 20 tinas que hay en la actualidad y que se conservarán.
El proyecto de rehabilitación se completará con una tercera fase, durante la cual se arreglará el espacio exterior del Celler. El proyecto de esta última fase aún está en proceso redacción.
El Celler Cooperatiu de Rubí está situado entre las calles Pintor Murillo, Prim, Federico García Lorca y Pintor Coello. Rehabilitarlo completamente (fundamentos, tejado y salas interiores) costará aproximadamente 1,6 millones de euros. La financiación del proyecto cuenta con una subvención del Ministerio de Fomento de 697.000 euros y otra de 500.000 euros otorgada por los fondos FEDER.
El penúltimo celler de Martinell
Cèsar Martinell diseñó el Celler Cooperativa de Rubí en 1920, cuatro años después de su titulación como arquitecto. El de Rubí fue el penúltimo que construyó (el último fue el de Sant Cugat, que dejó inacabado). Algunos elementos no llegaron a finalizarse, como el porche por donde entraba el vino u otra nave idéntica a la actual y adosada al edificio existente, que nunca se hizo.
Este edificio es contemporáneo de las grandes bodegas que han caracterizado la obra de Cèsar Martinell: Pinell de Brai (1919-1921), Cabra de Camp (1922) y Falset (1922), entre otros, y es testigo del pasado agrícola de la ciudad. Las bodegas proyectadas por Martinell entre 1918 y 1923 forman, posiblemente, el conjunto de obras agrarias más importantes construidas en Cataluña. Y es que supusieron un avance en el campo de la tecnología agroindustrial, ya que Martinell experimentó, a través de la arquitectura, nuevos métodos de elaboración del vino y el aceite.
Muchas de las decisiones tomadas por el arquitecto a la hora de diseñar estos espacios tienen una razón utilitaria y económica, basada en la experiencia de otros proyectos o transmitida por las mismas cooperativas. Así, sus construcciones incorporan una serie de características básicas: naves de gran volumen y correctamente ventiladas, la separación (con cámaras de aire ventiladas) de los depósitos enterrados para evitar la transmisión de calor en el momento de la fermentación del vino, o aberturas a la altura del zócalo para permitir la salida del ácido carbónico, fruto de la fermentación, entre otros.
Después de llevar a cabo la primera fase de las obras, que consistió en reparar la cubierta del edificio (que se derrumbó en agosto de 2007), reforzar los cimientos de los muros perimetrales y ejecutar los elementos estructurales necesarios para incorporar un ascensor y nuevas escaleras interiores, ahora empieza la siguiente fase del proyecto de rehabilitación del Celler.
Los trabajos de esta segunda fase consisten en completar los elementos arquitectónicos que carecen en el edificio, siguiendo estrictamente el proyecto original de Cèsar Martinell, así como acondicionar el interior del Celler para adaptarlo a su nuevo uso como centro cultural.
En la planta subterránea se ha proyectado una amplia sala diáfana de unos 300 metros cuadrados y de 4,5 metros de altura. En la primera planta del edificio, a la que se accederá desde la calle Pintor Murillo, se mantiene la doble altura actual, con una pequeña plataforma desde donde se puede ver todo el espacio central de la nave y las 20 tinas que hay en la actualidad y que se conservarán.
El proyecto de rehabilitación se completará con una tercera fase, durante la cual se arreglará el espacio exterior del Celler. El proyecto de esta última fase aún está en proceso redacción.
El Celler Cooperatiu de Rubí está situado entre las calles Pintor Murillo, Prim, Federico García Lorca y Pintor Coello. Rehabilitarlo completamente (fundamentos, tejado y salas interiores) costará aproximadamente 1,6 millones de euros. La financiación del proyecto cuenta con una subvención del Ministerio de Fomento de 697.000 euros y otra de 500.000 euros otorgada por los fondos FEDER.
El penúltimo celler de Martinell
Cèsar Martinell diseñó el Celler Cooperativa de Rubí en 1920, cuatro años después de su titulación como arquitecto. El de Rubí fue el penúltimo que construyó (el último fue el de Sant Cugat, que dejó inacabado). Algunos elementos no llegaron a finalizarse, como el porche por donde entraba el vino u otra nave idéntica a la actual y adosada al edificio existente, que nunca se hizo.
Este edificio es contemporáneo de las grandes bodegas que han caracterizado la obra de Cèsar Martinell: Pinell de Brai (1919-1921), Cabra de Camp (1922) y Falset (1922), entre otros, y es testigo del pasado agrícola de la ciudad. Las bodegas proyectadas por Martinell entre 1918 y 1923 forman, posiblemente, el conjunto de obras agrarias más importantes construidas en Cataluña. Y es que supusieron un avance en el campo de la tecnología agroindustrial, ya que Martinell experimentó, a través de la arquitectura, nuevos métodos de elaboración del vino y el aceite.
Muchas de las decisiones tomadas por el arquitecto a la hora de diseñar estos espacios tienen una razón utilitaria y económica, basada en la experiencia de otros proyectos o transmitida por las mismas cooperativas. Así, sus construcciones incorporan una serie de características básicas: naves de gran volumen y correctamente ventiladas, la separación (con cámaras de aire ventiladas) de los depósitos enterrados para evitar la transmisión de calor en el momento de la fermentación del vino, o aberturas a la altura del zócalo para permitir la salida del ácido carbónico, fruto de la fermentación, entre otros.