"Las calles a oscuras y llenas de barro"

Me llamo Ramon Mas, en 1962 tenía 14 años camino de quince, hacía poco que había empezado a trabajar en la empresa AEG en Terrassa. De aquella época recuerdo que la juventud nos reuníamos en la Gàbia (hoy desaparecida, en la pl. Pearson) o en el Gori y allí pasábamos muchas noches con el grupo jugando al fútbol. Aprovechando la bonanza de septiembre estábamos hasta las diez y media. Siempre he pensado que esa noche, desgraciadamente, algunos de los que estaban se marcharon antes por el mal tiempo y ya no volvieron… quizás si se hubieran quedado más rato se hubieran podido salvar.

Esa noche avisaron a mi padre, que era concejal del ayuntamiento. Por tanto, cuando nos levantamos hacia las 5 o las 6 ya sabíamos qué había pasado. Mi hermano y yo fuimos hacia la estación, pero los trenes no funcionaban, esa mañana nos quedamos por Rubí, fuimos por las fábricas medio en ruinas, pero las brigadas que se habían organizado al vernos muy jóvenes nos hacían marchar para que no nos hiciéramos daño.

Para ir al trabajo, en Terrassa, los Ferrocarrils pusieron un autobús de sustitución, pero como las carreteras también estaban afectadas, para ir a la AEG primero íbamos dirección a Molins de Rei, a la altura del Canyet volvía hacia Castellbisbal y de allí bajaba a la carretera de Martorell y hacia Terrassa. Al cabo de unos días arreglaron la carretera y el autobús ya hacía el camino normal y tiempo después pudieron restablecer el paso de los trenes.

Mis tíos, Agustí Montessell y Josep Font, enseguida se pusieron a ayudar, entre otras cosas colaboraron en identificar a los difuntos. En esa época, Rubí era mucho más pequeño y buena parte de la gente se conocía, lo que facilitaba la tarea. Pero muchos de los afectados eran inmigrantes que venían de otros sitios del Estado y su reconocimiento era más difícil. Mi padre, Joan Mas Alzamora, acudió al Casino Español, que era el lugar donde se instaló el depósito de material de emergencia que iba llegando y allí se repartían las mantas y lo recogido a los que lo necesitaban.

La riada afectó a ambas orillas de la riera, pero los que se llevaron la peor parte eran los del Escardívol, allí era más plano y el agua se lo llevó todo, hasta el puente colgando que tantas veces había cruzado para ir a la zona del Vapor Nou donde aprendíamos a bailar con el Esbart Dansaire. Conocía un matrimonio que bailaba con los mayores, que tenían la casa donde empezaba el puente, los dos desaparecieron…

Ahora piensas en lo que había y es difícil recordar.