"Recogimos cadáveres por toda la carretera de Molins de Rei"
Joan Busquets vivía en la calle Narcís Menard en 1962. Trabajaba como representante en Barcelona y esa noche del 25 de septiembre tardó más que otros días en volver a casa en tren. Y es que llovía muchísimo en Barcelona y, cuando pisó Rubí, la cantidad de agua que se encontró ya era enorme. Una vez logró llegar a su casa, superando muchas dificultades ya que todo estaba inundado y no había luz, tuvo que subir hasta la azotea, hacer un agujero como pudo y el agua empezó a salir yendo a parar al patio de Cal Carboner.
Una vez que pudo arreglar su situación, Joan formó parte de los grupos de voluntarios que se dedicaron a tareas de recuperación de cadáveres y de limpieza. De hecho, como han explicado otros testigos, la zona de Escardívol era una playa. Todo lo que había hasta ese momento había desaparecido. El rubinense, junto con los hermanos de Boada y el dueño de Cal Mosques, fueron de los primeros en observar la dantesca explanada del Escardívol, que antes de la riadaa era un barrio. Ya al día siguiente del temporal de lluvias, salieron los primeros camiones con voluntarios como Joan, que bajaban por la carretera de Molins de Rei recogiendo los cuerpos que el agua se había llevado el día anterior. El segundo día llegaron tanto el ejército como los scouts, que se ocuparon de estas tareas porque ya había peligro de enfermedades por la descomposición de los cadáveres y ellos estaban más preparados. Los llevaban al cementerio municipal, donde los cadáveres se almacenaban y los familiares iban a identificarlos a la llamada Cruz de los Caídos.
Otro aspecto que han ido repitiendo los diversos testigos de la riada de Rubí, así como Joan Busquets, es la solidaridad vivida en aquellos días. Aparte de las donaciones de comida y ropa, las ayudas económicas también fueron muy importantes. Los medios de comunicación tuvieron un papel destacado. Por ejemplo, Radio Barcelona y el locutor Joaquin Soler Serrano recaudaron 30 millones de pesetas que fueron entregados al gobernador civil de Barcelona.
Quedan muchos recuerdos, muchas vivencias, de esos días. Juan explica dos momentos claves que se le han quedado en la retina. Uno es el primer cadáver que encontró y el otro, las pocas casas que todavía quedaban en el Escardívol con gente en los tejados absolutamente desesperada que, al siguiente relámpago que permitía ver qué pasaba, ya no estaban.