"Tardé seis horas para llegar a Rubí desde Terrassa"

Albert Roma trabajaba en Terrassa ese día, un 25 de septiembre del año 1962. Vivía con su mujer y sus dos hijas pequeñas en Rubí, pero el día de las fuertes lluvias se encontraba trabajando. De hecho, estaba esperando el tren para volver a casa y allí, junto a sus compañeros, empezaron a darse cuenta de lo que estaba pasando. Rápidamente, intentaron tomar un taxi junto al Ayuntamiento de Terrassa para regresar a Rubí, pero decidieron subirse a uno de los camiones que se encaminaban hacia el sur de la ciudad para socorrer a la gente. En ese momento, fueron conscientes de la tragedia porque vieron a los primeros muertos. Finalmente, y a pie, llegó a Rubí con muchos tropiezos porque en el camino tuvieron que superar pinos que se habían caído en la carretera.

Mientras, su mujer sufría en su casa porque las pocas noticias que llegaban de Terrassa no eran muy alentadoras. No sabían dónde estaba Albert ni tampoco si estaba vivo. Hacia las 4 de la madrugada, Albert Roma pudo abrazar a su mujer y sus dos hijas. Eso sí, se acordaba de un amigo suyo que se había construido una casa en Escardívol que, además, habían visitado hacía 15 días, pero que la riada se llevó con toda la familia dentro.

Según explicó Albert Roma, el origen de la desgracia fue el arroyo de las Arenas en Terrassa y, más concretamente, el puente de la Renfe de la ciudad vecina, que no pudo aguantar la enorme cantidad agua, acabó cediendo y absolutamente todo fue descendiendo hasta Rubí. Además, después de la Guerra Civil tanto en Terrassa como en Rubí se construyeron casas muy débiles junto a las rieras de las dos poblaciones, que no resistieron la fuerza del agua.

El rubinense, después de haber vivido este acontecimiento tan terrible, comenta que a partir de ese momento se hizo una enorme labor de reconstrucción de la ciudad dando trabajo a mucha gente además de construir los muros de contención a cada lado de la riera. En resumen, a pesar de todo lo que ocurrió, hay un lado positivo.