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"Tiré el libro de la riada porque no podía leerlo. Me emocionaba demasiado" Anna Abat https://www.rubi.cat/@@site-logo/ajuntament-de-rubi.png

"Tiré el libro de la riada porque no podía leerlo. Me emocionaba demasiado"

Anna Abat

Anna Abat La gran cantidad de agua que cayó la noche del 25 de septiembre de 1962 afectó de forma trágica a nuestra ciudad, con más de 700 muertes. Pero no sólo Rubí, sino también a casi toda la comarca, como es el caso de Terrassa, Sabadell o Sant Cugat del Vallès.

Anna Abat tenía 27 años el día de la riada y vivía en Terrassa, donde tenía una peluquería. A ella siempre le había gustado mucho la lluvia hasta que llegó esa fatídica jornada. Abat cuenta que esa noche no se dio cuenta de lo ocurrido porque en su casa no entró el agua y pudo dormir con tranquilidad. Fue al día siguiente, 26 de septiembre, cuando escuchó muchas historias de los vecinos, de gente que había muerto o que había perdido a algún familiar. De hecho, recuerda claramente y con mucho sentimiento cómo el alcantarillado de la Rambla se iba tragando a la gente como consecuencia de la fuerza que llevaba el agua. Y, con lágrimas en los ojos, aún recuerda cómo una niña que iba a su clase perdió la vida a pesar de que intentó sobrevivir agarrándose a un árbol. De nuevo, el agua siguió su curso y se la llevó. Otro recuerdo que explica es que la familia Gisbert, de Terrassa, perdió sus autobuses.

De la misma manera que han explicado otros testigos de la riada, Anna Abat narra cómo la gente hacía cola para obtener alimentos y ropa, especialmente en la Rambla de Terrassa. También es consciente de la gran solidaridad que hubo en los días posteriores a la riada y también cómo escuchaban el programa radiofónico de Radio Barcelona con el locutor Joaquin Soler Serrano.

Anna Abat lleva 21 años viviendo en nuestra ciudad después de jubilarse. Antes había abierto una peluquería en Sant Cugat del Vallès. Finalmente, y para entender cómo afectó la riada de forma psicológica a mucha gente, Anna se compró un libro sobre este acontecimiento que intentó leer en varias ocasiones, pero que acabó tirando por las emociones que le provocaba. Además, ahora no le gusta ni el agua ni la palabra riada.

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