Un símbolo del modernismo rubinense
El edificio, exento y de planta rectangular, presenta un cuerpo poliédrico formado por un sótano, planta baja, planta piso y una torre cuadrangular de dos pisos con tejado de cerámica vidriada a cuatro vertientes. Además, consta de una azotea donde el torreón o miranda orienta hacia una esquina delimitada con una barandilla de elementos prefabricados. Las ventanas del torreón muestran unos interesantes vidrieras de colores que le dan un gran dinamismo. La fachada de la torre, aunque se caracteriza por una patente sobriedad, ve interrumpido su acabado enlucido y pintado por la gran cantidad de ventanales con arcos rebajados y balcones que se distribuyen en las cuatro bandas. Las barandillas de las ventanas del piso superior y de los balcones muestran el cuidadoso trabajo de la forja, un elemento que no puede faltar en una construcción modernista de esta envergadura.
La distribución del interior ha sido parcialmente alterada por el cambio de uso a lo largo del tiempo. A pesar de este hecho, sigue un esquema sencillo: las dos plantas con pavimentos hidráulicos se comunican por una escalera de vuelta a la catalana, compuestos básicamente por el pasillo longitudinal de norte a sur que, en la planta baja, desde la puerta de acceso hasta otra que da a los jardines, y en la planta superior, entre dos balcones. Los pasillos centrales dan un único acceso a las diferentes estancias, no comunicadas entre ellas. Finalmente, el edificio es rodeado por una zona ajardinada que originariamente eran los viñedos que delimitaban el conjunto.
La torre sigue el modelo de ciudad jardín, presente en otros edificios de la zona de la Plana de Can Bertran donde se ubica, así como de otros lugares de Cataluña y de Europa. Hay que apuntar que es uno de los pocos edificios de la zona que conserva en su interior las decoraciones pintadas propias del estilo modernista, como demuestra el trompée l'oeil del techo con motivos celestiales de la gran sala ubicada en la planta baja, actualmente reutilizada como sala de actos. Las pinturas interiores conjugan con algunos de los muebles de la casa que aún se conservan en el Museo Municipal El Castell (MMUC), de estilo genuinamente modernista.