Hora del cuento

Es el mejor medio para que la música de las palabras arrope a los niños más pequeños que no entienden su significado, y para los que la entienden, es la oportunidad de adentrarse en un intervalo de vida fuera del tiempo y del espacio donde se sentirán seguros y del que saldrán diferentes, aunque no sean conscientes de ello.

Es una oportunidad para que todos adquieran el hábito de escuchar con atención, manteniendo el silencio.

Por ello, la hora del cuento debe tener unas cualidades y ambiente especiales: de tiempo, de espacio adecuado, de quien la hace y de cómo la hace.

Cuenta-cuentos: los cuentos son explicados por narradores profesionales que los hacen con naturalidad y sencillez, para que las personas adultas que acompañan a las criaturas se sientan invitadas y animadas a repetir la experiencia en su casa.

Adultos que acompañan a los niños: es necesario que haya cooperación y complicidad por parte de las personas que acompañan a los más pequeños. Son los que deben velar que sus entradas y salidas no rompan la frágil burbuja en que se está mientras dura la sesión. Durante la hora del cuento se van dejando unos pequeños ratos entre narración y narración, evidentes, silenciosas, porque, los que quieran marchar, lo hagan sin molestar a los que quieren seguir escuchando.

El personal de la biblioteca hace de soporte y de cómplices del "cuenta cuentos". Velamos para que se mantenga el orden durante la sesión y, al terminar, ayudamos para que los oyentes se den cuenta del espacio en que se encuentran: una biblioteca, donde hay que respetar que otros usuarios y usuarias puedan seguir leyendo, estudiando o buscando información con la tranquilidad y el silencio necesarios.