Historia
La fiesta de Sant Jordi se celebra en todo el país el 23 de abril, día en que murió el caballero Jordi. El santo, que estaba bajo las órdenes del emperador Diocleciano, se negó a seguir la orden de perseguir a los cristianos, por lo que fue martirizado y decapitado. Muy pronto le empezaron a venerar como santo y enseguida aparecieron historias fantásticas ligadas a su figura.
El culto a Sant Jordi se extendió plenamente a todos los Países Catalanes, durante la Edad Media, si bien en el siglo VIII ya había devoción. Y desde el año 1456 es el patrón oficial de Cataluña.
Aunque la fiesta se celebraba con más intensidad o menos desde el siglo XVI, es al final del XIX, con el movimiento político y cultural de la Renaixença, cuando se instauró Sant Jordi como la diada patriótica, cívica y cultural más celebrada en Barcelona y en Cataluña.
En Rubí, como en otras poblaciones, la fiesta se celebra en torno a las paradas de libros y rosas. En los últimos años, estas se han concentrado sobre todo en la plaza Doctor Guardiet, centro neurálgico de la festividad, y en la plaza Cataluña. Libros y rosas, sin embargo, comparten protagonismo con algunas actividades culturales ya clásicas como son las lecturas populares, las horas del cuento en la calle, las firmas de libros y las audiciones de sardanas; y también con propuestas más recientes, como por ejemplo las visitas al campanario de Rubí.
En la diada rubinense, tampoco falta la presencia de Ràdio Rubí, que siempre ofrece una programación especial desde la plaza Doctor Guardiet.
Los orígenes de la fiesta
Se tiene constancia de que en el s. XV en Barcelona ya existía una feria de rosas y claveles –las rosas simbolizaban las mujeres y los claveles los hombres. Era un día donde las parejas prometidas, los novios recién casados y los matrimonios jóvenes acudían a los alrededores de la Generalitat para disfrutar y mostrar con una rosa el amor que se profesaban.
El origen de la fiesta asociada al libro lo situamos en los años veinte del siglo pasado, cuando el escritor valenciano Vicente Clavel y Andrés, director de la editorial Cervantes, propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona y el Gremio de editores y Libreros hacer una fiesta para promover el libro en Cataluña. La fecha elegida fue el 7 de octubre de 1927.
En 1929, durante la Exposición Internacional de Barcelona, los libreros decidieron organizarse y salir a la calle a montar paradas para presentar novedades y fomentar la lectura. La iniciativa tuvo tanto éxito que se decidió cambiar la fecha y establecer como Día del Libro el 23 de abril, fecha que coincide con la muerte de dos grandes autores de la historia de la literatura: Cervantes y Shakespeare.
El 15 de noviembre de 1995, la UNESCO decretó el 23 de abril como Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor. Este día, los lectores aprovechan para intercambiar impresiones de lectura a pie de calle con sus escritores y escritoras predilectos y éstos para firmarles la última novedad editorial. En los últimos años, este ritual de la fiesta del libro ha ganado un fuerte componente mediático, tanto por los autores y autoras como por el interés de la fiesta, que confirma su incidencia y el éxito más allá de las fronteras catalanas.
Fiesta Nacional de Catalunya
Sant Jordi ha sido declarada Fiesta Nacional de Cataluña por la Generalitat, pero este día no se fiesta laboral: es laborable y lectivo para los estudiantes. Para Sant Jordi, se hacen recepciones oficiales en el Palacio de la Generalitat de Catalunya. En el mundo educativo se realizan Juegos Florales, y es un día de fiesta grande y participación en el que la palabra impresa y recitada tiene todo el protagonismo.
La fiesta tiene un carácter reivindicativo de la cultura catalana y muchos balcones se engalanan con la senyera. En las diferentes ciudades del país, el tejido asociativo aprovecha para montar puestos de rosas para conseguir algo de dinero extra. Este día sirve para promover y defender la cultura y la lengua catalanas, por lo que en las diversas paradas se pueden encontrar mayoritariamente libros en catalán. Pero sobre todo hay que destacar el ambiente festivo que genera la diada. Se realizan actividades en las bibliotecas y conciertos en las calles.
En toda Cataluña se venden libros y rosas, pero es en la Rambla de Barcelona donde el evento llega a super máxima expresión. Es tradicional promover la venta de libros con firmas de los autores. También hay lecturas de poemas o de fragmentos de libros.